Para empezar quiero contarte algo de mi vida que me ayudó a conocerme mejor y me abrió puertas a la hora de encarar nuevos desafíos.
Hace unos años comencé a tener problemas digestivos y todo lo que comía me “hacía mal”.
Luego de varios años de buscar la causa y probar diversas dietas descubrí que era celiaquía.
En ese momento mi vida cambió y yo diría para bien… ya que sabía que era lo que me estaba pasando y cómo podía solucionarlo.
Realmente puedo decir que ese ha sido uno de los días más felices de mi vida, solamente quedaba poner manos a la obra, aprender que era lo que no podía comer y ver todo lo que sí podía comer (que era mucho más de lo que yo creía)
Por supuesto que llegaron momentos complicados, como ser fiestas, reuniones, etc., que hacían que tuviera que tomar una decisión: me aislaba y me encerraba en mi problema o le buscaba una solución…
Ahí me di cuenta que todo dependía de como encaraba yo las cosas y si dejaba que la enfermedad dominara mi vida o convivíamos armoniosamente.
A decir verdad, nunca me gustó mucho cocinar por lo que empecé a buscar cosas fáciles y simples (pero muy ricas) para cocinar acorde a la celiaquía y si salía o iba a una reunión me llevaba mi comida y compartía también con los demás para que pudieran experimentar que “no era tan malo” y que realmente la comida con otros ingredientes podía ser igual o más rica que las que estamos acostumbrados a comer.
Por supuesto que no siempre uno es tan positivo, muchas veces nos cansamos, nos da bronca esta situación que nos hace “diferentes” y nos gustaría volver a la “normalidad”, pero eso muchas veces no es posible y tenemos que aprender a convivir con esas “diferencias” que ya son parte de nosotros.
En otro artículo veremos a detalle cómo podemos hacer para lograr ese equilibrio entre lo que estamos viviendo hoy y lo que nos gustaría hacer como antes pero que ya nos resulta difícil o imposible…
Así como pasa con la salud física, que va teniendo sus idas y venidas, también pasa con nuestra salud emocional. ¿Qué significa esto?
Pongamos un ejemplo: Si yo no hubiera prestado atención a mis problemas digestivos y hubiera seguido “como si nada pasara”...
¿Habría desaparecido el problema?
Nooo, todo lo contrario, se hubiera agravado de tal manera que podría haber terminado con consecuencias de salud irremediables.
Lo mismo pasa cuando tenemos preocupaciones, dolores emocionales (por ejemplo cuando perdemos a un ser querido), cuando nos damos cuenta que ya las cosas “no son como antes”…
Si hacemos como que “no pasa nada” no van a desaparecer, al contrario, “se va a poner peor” y va a llegar un momento que una simple tristeza se puede transformar en una profunda depresión que no nos permita entablar contacto con los demás, ni salir, ni disfrutar de nuestra vida.
¿Qué podemos hacer para solucionarlo?
Así como debemos escuchar a nuestro cuerpo cuando algo nos duele, nos sentimos mal, etc., también así debemos escuchar nuestra voz interior, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, para poder luego buscarle una solución acorde.
Hay una técnica muy simple que podemos usar.
En el artículo anterior vimos el tema de la escucha activa enfocada hacia los demás (si no lo leíste te invito a que lo leas lo antes posible), ahora la aplicarás en tu persona usando el mismo método RASA (Recibir, Apreciar, Sumariar (o resumir) y Averiguar (o preguntar)).
Vamos a ver cómo hacerlo:
- En Recibir, nos dedicamos a prestar atención a lo que surge de nuestros pensamientos.
- En Apreciar tomaremos en cuenta todos los pensamientos que surgen y prestaremos atención a cada uno
- En Sumariar o resumir es importante poder recordar los pensamientos lo más fielmente posible (con las mismas palabras o sensaciones con las que se presentaron) y poder anotarlos en un cuaderno para realizar el siguiente paso...
- En Averiguar nos haremos preguntas aclaratorias para las partes de los pensamientos que nos resultan un poco confusas (tal vez podamos contestarlas en ese momento o tal vez podamos hacerlo más adelante)
¿Cómo es la técnica?
Debemos buscar un momento del día en el que estemos tranquilos y podamos dedicarnos unos minutos a nosotros y a nuestros pensamientos.
- Tendrías que buscar una música suave (sin letra para no distraernos) o sonidos relacionados con la naturaleza (agua que corre, pajaritos, brisa suave, etc) (te dejo unos links que pueden servirte para empezar) Naturaleza y música suave
- Luego busca una silla cómoda, siéntate, pon la música y poco a poco cierra los ojos,
- Respira profundamente 2 o 3 veces y suelta el aire lentamente (como si te estuvieras desinflando de a poco) Esto nos permitirá estar un poco más tranquilos para poder escucharnos.
- Al principio puede costar un poco lograr “escuchar” los pensamientos, porque pueden venir todos a la vez y eso nos confunde un poco. Tenemos que tenernos paciencia…
- Para concentrarnos podemos prestar atención a nuestra respiración y eso nos ayudará…
- A estos pasos es bueno repetirlos diariamente. No es necesario estar horas, sino lo que creamos necesario para nosotros, pueden ser 5 o 10 minutos por ejemplo.
- Al finalizar recuerda anotar lo que surgió lo más fielmente posible (con las mismas palabras o sensaciones con las que se presentaron).
- Es importante hacernos las preguntas aclaratorias para las partes de los pensamientos que nos resultan un poco confusas y como mencioné antes, tal vez podamos contestarlas en ese momento o tal vez podamos hacerlo más adelante.
Muchas veces lo que empezamos a escuchar puede generarnos angustia o incomodidad pero debemos saber que esos pensamientos están en nosotros y el evitarlos no nos ayuda, al contrario, empeora la situación.
También es importante aceptar que en muchas oportunidades vamos a tener que pedir ayuda para afrontar estas situaciones.
Ya sea que nos preocupe un problema de salud físico o un dolor emocional, si vemos que la situación nos supera, debemos recurrir a un profesional para buscar ayuda y de esa manera encarar esa preocupación de una forma que nos permita cambiar esa parte de nuestra realidad.
En el caso de ser una situación emocional, ya sea por cosas dolorosas que vivimos en nuestra niñez o en nuestro pasado reciente, es muy reconfortante poder hablar con un profesional que pueda escucharnos y nos acompañe en el proceso de aprender a convivir con las cosas que no podemos cambiar y revertir las que sí podemos cambiar.
Todo ser humano tiene la capacidad natural de resiliencia, es decir de “reconstruirse” y ayuda bastante el aprender técnicas y formas de sobrellevar situaciones difíciles, de tal manera que nos permita vivir una vida plena.
Ver video 👇
Si quieres enterarte cuando hay un nuevo artículo...
Sígueme a través de mis redes sociales



No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor deja tu comentario aquí