lunes, 18 de octubre de 2021

Las emociones y nuestra salud

Hoy vamos a trabajar sobre las emociones y cómo influyen directamente en nuestra salud, teniendo en cuenta qué ejercicios podemos realizar de ahora en adelante para mejorar este aspecto de nuestra vida.


Trabajaremos con varios materiales y uno de ellos es el Manual de INTELIGENCIA EMOCIONAL práctica de Paty Wilensky. En especial con el apartado de las emociones.


Hay una frase muy interesante que se menciona en este manual y quiero compartirla con vos...


“Mis emociones pueden ser provocadas por un estímulo externo, pero siguen siendo mías. Adecuadas o inadecuadas, útiles o descabelladas, son mías. No puedo extirparlas como un tumor indeseable, narcotizarlas ni reprimirlas. Más vale que las conozca y me entere de dónde vienen, para qué existen”.


  •  ALEGRÍA, una emoción agradable. Es lo que solemos sentir cuando logramos algo… algo que esperábamos o algo que nos sorprende. Te hace sentir expansivo, a veces lleno, a veces flotando. Ante la alegría también hay una pregunta clave, que es más fácil de responder... ¿Qué he logrado? 


  • TRISTEZA, es lo que sentimos cuando perdemos algo. Te hace sentir vacío, sin fuerzas, hundido. Por lo tanto, cuando nos sentimos tristes, cabe preguntarnos... ¿Qué he perdido? Esta pregunta será la clave para comprender la información que trae la tristeza. 


  • ENOJO es lo que sentimos al percibir peligro, un ataque que nos hace poner en guardia, necesidad de defendernos y si es necesario, atacar. Pregunta clave: ¿Qué me ataca? ¿Qué está en riesgo?


  • MIEDO. Es una emoción que, o bien nos detiene, o bien da ganas de correr a esconderse. El miedo es lo que sentimos cuando el enemigo es más grande que nosotros. Pregunta clave: ¿Qué es más grande que yo? ¿Qué es lo que no puedo enfrentar?



Cada una de estas emociones tiene VARIAS FORMAS de manifestarse. 


Por ejemplo, la “tristeza” contiene la desilusión, nostalgia, agobio, etc. 


Hay otras emociones que son intermedias entre estas, por ejemplo: 


    • la FRUSTRACIÓN es mezcla de Enojo con Tristeza. 

    • la ANSIEDAD es una mezcla de Alegría con Miedo y 

    • la VERGÜENZA es una mezcla de Tristeza con Miedo.


EMOCIONES “BUENAS O MALAS”: TODAS ADECUADAS


El enojo, la tristeza y el miedo no son emociones negativas en si, y no se sienten negativas cuando se les permite su expresión natural.

Sucede que estamos habituados a reprimirlas, porque nos resultan desagradables. Una vez que hemos podido extraer información de esa emoción, le permitimos fluir. 


Es el bloqueo de la energía que tiene la emoción la que resulta negativa.

Mirándolo con el pensamiento reversible, cada emoción contiene una dualidad: 


La característica doble proviene de buscar el TALENTO que corresponde a cada emoción.


    • el ENOJO implica VALOR

    • el MIEDO implica PRECAUCIÓN

    • la TRISTEZA implica ACEPTACIÓN

    • la ALEGRÍA implica DESPREOCUPACIÓN


El enojo, el miedo y la tristeza son considerados negativos en la vida social.


Las emociones son saludables. Cuando dejan de ser breves e intensas, al llevarlas AL EXTREMO, dejan de ser saludables

La tristeza se convierte en depresión, el enojo en resentimiento y venganza, el miedo en fobia y la alegría en manía y negación.


LA EMOCIÓN CONTIENE ENERGÍA


Fíjate que tanto la alegría como el enojo son emociones “HACIA AFUERA”, te ponen potentes. Mientras que la tristeza y el miedo son “HACIA ADENTRO”, te sientes con pocas opciones y pocos recursos.


Las emociones pueden ser vividas como bestias salvajes. El objetivo es que tú logres subirte a la bestia y conducirla, llevarla hacia donde deseas (Conducir la emoción). 


El objetivo no es encerrar la bestia en el establo, para que no te asuste (Reprimir la emoción).

Como dice el sabio refrán: las emociones pueden ser tus mejores sirvientes o los peores tiranos. 


Si sientes que el caballo te domina a ti, y te lleva donde quiere.... es hora de empezar a “Aprender de las emociones”.


  • Aceptar que las emociones existen y son una información valiosa sobre mi mismo.
  • Darse cuenta que es necesario reconocerlas en el momento que suceden para lograr conducirlas, integrarlas a tu vida y que resulten una posibilidad de crecimiento.





Entonces...¿Qué pasa con las emociones y nuestra salud?*


Hay una relación directa e intensa entre las emociones, los órganos y los síntomas que podemos experimentar.


Cuando mantenemos un pensamiento negativo en la cabeza durante un minuto, el sistema inmunitario queda durante aproximadamente cinco horas en una situación delicada por lo que, si estos pensamientos o emociones negativas (o desagradables) se mantienen en el tiempo, estaremos más predispuestos a contraer enfermedades por la debilidad del sistema inmunitario que nos protege.


Situaciones estresantes durante mucho tiempo, hacen que se lesionen neuronas cerebrales responsables del aprendizaje y a su vez el cerebro sufre alteraciones que producen modificaciones en el sistema hormonal y las consecuencias que esto tiene en los diferentes órganos y sistemas del cuerpo.


Las emociones negativas o desagradables destruyen y las positivas o agradables lo contrario, tienen la capacidad de curar y hacernos felices.


Tenemos que aprender a vivir con nuestras emociones, buenas o malas y saberlas controlar, gestionar y comprender aunque no las exterioricemos. 


Debemos saber que pueden indicar que algo no funciona bien y pensar que la enfermedad puede tener un origen emocional causado por algún tipo de sentimiento no manifestado como tal, que se proyecta en el plano físico.


Por eso, órganos como el corazón o el intestino se relacionan con la alegría que los estimula, en cambio, la agitación o el exceso de excitabilidad, el stress o la ansiedad pueden causar taquicardias, insomnio y falta de concentración.


Las personas obsesivas y que se desbordan emocionalmente suelen tener un desequilibrio cardíaco y digestivo.


Si vivimos con resentimiento, rabia, agresividad, cólera, indignación, irritabilidad o ira, nuestro hígado y vesícula biliar sufrirán. 


Las personas muy activas que se preocupan en exceso, que reaccionan con agresividad e ira de manera desproporcionada al estimulo sufrido, tendrán manifestaciones físicas relacionadas con problemas del hígado y la vesícula, que se pueden presentar en forma de malas digestiones de las grasas, dolor en costado derecho, color amarillo de la piel y manchas oscuras en cara e incluso problemas de visión.


El temor, la falta de autoestima y la timidez están asociados a los riñones, las glándulas suprarrenales y a la vejiga. El miedo o la angustia pueden dar dolor lumbar e infección urinaria. 


Nuestra energía se ve reducida, con una disminución del metabolismo y alteraciones de los procesos de la digestión cuando sentimos estas emociones.


La tristeza, la melancolía y la aflicción pueden afectar al pulmón. Podemos sentir opresión en pecho, dificultad para respirar, resfriados frecuentes, asma y problemas circulatorios, incluso falta de apetito o pereza.



¿Podemos reducir nuestro estrés?**


Deberemos reconectarnos con nosotros mismos, dejar un poco de lado el mundanal ruido y volver a “nuestra esencia”. 


 

Veamos cómo hacerlo:


  • Recupera tus vínculos


Pasar tiempo con tu pareja, hablar con tus padres, tomar algo con los amigos, escuchar a tus familiares. 

Las relaciones íntimas y cercanas mejoran la presión arterial, reducen los niveles de estrés, ansiedad, reducen la sintomatología depresiva, y como este tipo de patologías propician enfermedades corporales o disminuyen su recuperación, las buenas relaciones también contribuyen a prevenir o recuperarse  del cáncer, entre otras afectaciones. 


  • Vive el presente


El cerebro se agota y se estresa cuando tiene que estar pensando constantemente en qué debe hacer, qué no hizo, obligaciones, preocupaciones… 


PARA, RESPIRA, CONECTA CON EL AQUÍ Y AHORA, con tu respiración. Y no temas postergar las cosas que no te agradan. 


La vida tiene una duración definida. ¿De verdad limpiar la casa es más importante que jugar con tus hijos o hacer planes con tu pareja? 


  • Cuida tus emociones: 


Todas las emociones son adaptativas, hasta las que menos nos gustan. Pero una cosa es vivir estas emociones de forma pasajera, y otra quedarse anclado en ellas. 


Se ha visto que emociones como la ira, la tristeza, la ansiedad o el miedo, cuando se sostienen indefinidamente, producen alteraciones en nuestra salud como dolores de cabeza, enfermedades arteriales, trastornos digestivos, etc. 


No solo cambian nuestras respuestas fisiológicas dañando nuestro cuerpo (hipertensión, elevación de la frecuencia cardíaca, etc.) sino que nos alejan de las conductas de salud (buena alimentación, deporte, relaciones sociales) y de las emociones positivas o placenteras, que aumentan el bienestar y sirven de protección para la enfermedad. 


  • Cuida tu alimentación: 


Pero no a forma de dieta, sino como estilo de vida. 


  • Practica deporte


Libera endorfinas, por lo tanto, felicidad. Correr, nadar y sobre todo, aquellos que conectan con tu interior, como el yoga o el tai-chi, pueden ser grandes opciones para volver a recuperar tu paz interior y cuidar tanto tu mente, como tu cuerpo. 


  • Vive de acuerdo a tus principios: 


Vivir en base a lo que nos dicen otros o lo que dicta la sociedad genera estrés y tristeza, por lo tanto, enferma nuestro cuerpo. 


Tener valores, principios y vivir en torno a ellos, sintiendo que cada objetivo que das está de acuerdo a un fin, te hará sentirte más valioso y sobre todo positivo frente a los problemas de la vida. 


  • Vuelve a la naturaleza: 


Si los estímulos producen estrés al cerebro, volver a la naturaleza, a su quietud, a su tranquilidad, nos provocará paz y relajación. 


La naturaleza es fuente de calma, aprovecha para contemplarla, para conectarte con ella, para enraizarte. Hacer Mindfulness o yoga en un lugar natural es doblemente efectivo. 



¿Qué sucede si no “encuentro” mis emociones?***


Para sentir físicamente una emoción y nombrarla, es necesario una ralentización. Para ello, se recomienda una exploración corporal consciente.


“Los sentimientos o el miedo pueden congelarse de manera que experimentemos entumecimiento en lugar de sensaciones”, «Eso está relacionado con el trauma, y cuando empezamos a sanar, ese trauma se “derrite“ y las sensaciones subyacentes salen a la superficie«.Tanmaya George


Sintonizar con su cuerpo y prestar atención donde siente sensaciones intensas, es la mejor manera de localizar un sentimiento. 








Por ejemplo:


  • Mueva sus pies y manos suavemente y frótelos contra una superficie para sentir sus extremidades, y luego conéctese a cómo se siente.
  • Busque formas u objetos reconfortantes y tómese un tiempo para absorber la experiencia de mirarlos. ¿Cómo le hace sentir?
  • ¿Qué sensaciones se desarrollan a medida que asimila el olor, la forma, el color y el sonido?
  • Oriéntese con cuidado en la habitación y mire todo como si lo estuviera viendo por primera vez.
  • Aleje su atención de la incomodidad. También puede tocar con su mano, de manera reconfortante, el área en la  que siente la incomodidad, y sentir el calor de la mano.



Ya sabemos cuáles son las medidas que podemos y debemos tener en cuenta en lo relativo a nuestras emociones y para mejorar nuestra calidad de vida, entonces...


Ahora solamente queda poner ¡manos a la obra!


Infografía:

https://somatic.experiencing.es/donde-se-sienten-las-emociones-en-el-cuerpo-esta-infografia-lo-muestra/

*https://www.mheducation.es/blog/el-cuerpo-es-el-reflejo-de-las-emociones-y-los-pensamientos

**https://www.psicologiamadrid.es/blog/articulos/temas-actuales-de-psicologia/emociones-salud-cuerpo

***https://somatic.experiencing.es/donde-se-sienten-las-emociones-en-el-cuerpo-esta-infografia-lo-muestra/



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