¿Sabías qué …
Te acompaño en el proceso asesorándote para que puedas hacerlo en poco tiempo y con una mínima inversión.
Hoy vamos a trabajar sobre los recursos y las fortalezas asociadas tanto al desarrollo personal como al bienestar emocional que nos ayudará a tener una mejor calidad de vida y poder así planificar mejor tus proyectos de vida.
Usaremos para este artículo el libro llamado: Programa de Personas Mayores. Vivir En Positivo, Vivir Bien, Sentirse Mejor de la Fundación Bancaria ”la Caixa”. 2016.
A lo largo del ciclo vital, las personas establecen y desarrollan entramados sociales que las acompañan durante la vida, y que generalmente son fuentes de apoyo emocional e instrumental.
Paralelamente, las relaciones sociales se construyen y se mantienen en virtud de muy distintas competencias y habilidades que se van consolidando a lo largo de la vida.
Los conflictos forman parte natural de estas relaciones sociales que sustentan el apoyo social.
Entendemos por conflicto aquellas situaciones en las que dos o más personas entran en desacuerdo porque sus percepciones, posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son incompatibles o percibidos como incompatibles.
¡Vivir es tener conflictos! O, para expresarlo desde otra perspectiva, los conflictos son parte de la vida.
Antes que no hacerles frente o rechazarlos, lo que debemos aprender es a gestionarlos y manejarlos, para considerarlos una oportunidad de crecimiento personal y para mejorar la situación o relación.
La gestión eficaz de los conflictos, además de favorecer la permanencia de las relaciones sociales, ayuda a minimizar o eliminar el malestar emocional generado cuando existen dificultades en las relaciones sociales, especialmente en las que resultan más significativas.
La puesta en marcha de competencias asociadas a la empatía y a la escucha activa contribuye a plantear los conflictos desde una perspectiva que incluye a todas las partes implicadas.
La aplicación de dichas competencias ayuda a comprender e interpretar las situaciones y a reaccionar de modo eficaz ante ellas.
Sin embargo, existen conflictos que, por distintos motivos, no pueden resolverse, y con los que hay que aprender a convivir.
En algunos de estos casos puede surgir la ocasión, pasado algún tiempo, de actuar y aclarar nuestros puntos de vista y de entender los de las demás personas implicadas en la situación conflictiva.
En otros casos será necesario aprender a convivir con ello. El paso del tiempo y los aprendizajes de la vida pueden ayudarnos a interpretar los conflictos de tal forma que dejen de ocasionarnos inquietud y malestar.
Vamos a repasar algunas pautas que ya vimos en videos anteriores sobre la escucha activa como herramienta de comunicación con los demás y que nos ayudará mucho con la resolución de conflictos.
1. Escuchar atentamente lo que los demás dicen, sin estar pensando en lo que se dirá ni dar opiniones a la ligera.
2. Preguntar a la persona para entender sus razones.
3. No interrumpir cuando alguien está hablando.
4. No expresar por adelantado lo que va a decir la otra persona.
5. No ignorar o negar los sentimientos de la otra persona. Aceptar las discrepancias y faltas de acuerdo con naturalidad, ya que a veces no es posible el consenso.
6. Favorecer que los demás digan lo que piensan e invitarlos a que lo hagan positivamente, y no desde la agresividad.
7. Comprobar que es posible aprender de la situación conflictiva.
Otro factor a tener en cuenta es La Soledad
Hoy en día, cada vez más personas de edad viven en soledad. Muchas de ellas lo han elegido así, y otras muchas deben hacerlo a consecuencia de cambios en las relaciones con las personas con las que convivían, como por ejemplo en el caso de separación o fallecimiento.
Por otro lado, en ocasiones la soledad puede conllevar aislamiento social, de modo que se pierdan las relaciones sociales, no se establezcan otras nuevas, etc. En definitiva, vivir en soledad puede ser una situación de riesgo para la salud y el bienestar.
Así, algunos estudios ponen de manifiesto que la soledad puede estar asociada a desajustes emocionales como la ansiedad y la depresión.
Asimismo, también se ha evidenciado que la incorporación y consolidación de hábitos relacionados con el autocuidado de la salud física, emocional y social constituyen recursos valiosos para afrontar los cambios asociados a la vida en soledad.
Sin embargo, vivir en soledad también puede suponer ventajas para la autonomía y la independencia.
Las personas que viven de este modo pueden organizar su vida en función de sus intereses y preferencias.
Generalmente, viven en su vivienda habitual, disponen de su tiempo, organizan su vida a su manera y, consiguientemente, planifican y desarrollan por sí mismos su día a día.
En otras palabras, hay una soledad «buena», ligada al crecimiento personal, a la posibilidad de abrir una ventana hacia nuestro interior, a la creatividad, a la contemplación de la belleza, a la posibilidad de restituirnos interiormente; y otra, «negativa», asociada al ostracismo, al aislamiento, al sufrimiento.
Pero, por encima de todo, la soledad es una experiencia subjetiva y personal, y, como tal, podemos manejarla.
ACTIVIDADES
• Mantenerte ocupado.
• Cambiar el entorno.
• Hacer las cosas que te gusten.
• Hacer cosas nuevas.
• Pedir ayuda a los que te quieren.
• Buscar cosas para compartir, aunque no te apetezca.
• Cuidar mascotas.
PENSAMIENTOS
• Decirte a ti las cosas que te pasan.
• Decir adiós a los pensamientos negativos.
• Pensar que la soledad compensa.
• Pensar en positivo.
• Pensar en los demás.
PREGUNTAS
• No todas las soledades son iguales. ¿Cuál es la tuya?
• La soledad es un sentimiento que se puede cambiar.
• Tú no eres la única persona que vive sola.
• ¿Cuáles son las ventajas de la soledad? ¿Y las desventajas?
Desde hace algún tiempo, se viene poniendo de relieve la riqueza de las emociones en personas de edad avanzada. Existen evidencias que señalan que las emociones se enriquecen y se hacen más complejas a medida que pasa el tiempo.
Al envejecer, como en cualquier otra etapa de la vida, se experimentan emociones, experiencias que colorean y dan significado a la vida cotidiana.
Sin embargo, no son las situaciones en sí las que provocan emociones en la persona, sino su evaluación o etiquetado por parte de cada uno, en función de la historia personal.
El pensamiento, la acción y la emoción son las formas que tenemos de actuar ante distintas situaciones, externas (lo que sucede fuera de nuestra piel: conversaciones, cambios en el ambiente, cosas que hacen las personas, etc.) o internas (lo que sucede de la piel hacia dentro: pensamientos, recuerdos, sensaciones, etc.), y pueden originar, a su vez, una emoción o un pensamiento.
Esta reacción (palabras, conceptos, imágenes, sonidos, etc.), es decir, la forma en que etiquetemos la situación, nos hará sentir de una u otra manera.
Por ejemplo, ante un ruido en casa de noche podemos pensar dos cosas: que ha entrado un ladrón o que el viento ha abierto la ventana. Y las dos nos generarán emociones muy distintas, miedo o indiferencia, que harán que optemos por llamar a la policía o por seguir durmiendo.
Así, a pesar de la ocurrencia de situaciones adversas o limitaciones, es posible seguir actuando para generar emociones que contribuyan al bienestar emocional.
Todo esto nos lleva a una conclusión. Es importante activarse y reaccionar de forma emocionalmente inteligente.
En muchos casos, las personas deben acomodarse a cambios y situaciones duras o, si no es posible, cambiarlas: «Si no haces lo que te gusta, tienes que hacer que te guste lo que haces».
Además, el desarrollo madurativo otorga una ventaja competitiva a las personas a medida que cumplimos años, porque aumenta el control sobre las emociones, se integran mejor los pensamientos con los sentimientos, aumenta la complejidad y diferenciación emocional, y vamos adquiriendo un sesgo (una orientación natural) hacia lo positivo.
1. Las aficiones que cultivamos o las actividades de nuestro día a día son recursos que pueden potenciar nuestro bienestar emocional.
2. Las actividades que nos hacen sentir bien son distintas para cada persona, en función de sus deseos e intereses.
3. Siempre es posible identificar nuevas actividades o eventos cotidianos que contribuyan a sentirse bien.
• Sentirse bien y experimentar bienestar se relaciona con las actividades y experiencias que configuran el día a día.
• Mantener e incrementar el bienestar emocional está ligado a pequeños eventos cotidianos.
Sentirse bien depende, en buena medida, de la atención y el esfuerzo de cada uno de nosotros para identificar y experimentar sucesos aparentemente triviales y que pueden pasar inadvertidos.
La experimentación de emociones negativas no es necesariamente mala. A lo largo de la evolución, las emociones negativas nos han permitido sobrevivir como especie:
Las emociones negativas, aunque sean desagradables, son importantes y necesarias. ¡Cómo conocer la alegría si no se conoce la tristeza! ¡Cómo conocer la sensación de armonía si no se sabe qué es la hostilidad!
Sin embargo, aunque experimentarlas ocasionalmente es útil, su vivencia constante nos debilita, nos deprime, empeora nuestra calidad de vida y bienestar e, incluso, puede hacer que bajen nuestras defensas (existe una relación directa entre la experimentación de ansiedad crónica y el debilitamiento del sistema inmunológico).
Por ello es importante no centrarse en las emociones negativas, aceptarlas y tratar de adaptarse aprendiendo de ellas, sin entrar en un proceso crónico.
En esta oportunidad analizaremos el afrontamiento de las situaciones negativas.
Frecuentemente hemos oído expresiones como estas: «Contar hasta diez cuando estamos enfadados antes de decir algo de lo que podamos arrepentirnos», «Quitar hierro al asunto», «Tomarse las cosas con más calma, no tan a pecho», etc.
Todas son recursos para afrontar situaciones teñidas de emociones negativas.
• Las emociones negativas son tan importantes para la vida como las positivas.
• No conviene focalizarse en las emociones negativas.
• Para un mayor bienestar, es necesario aceptar las emociones negativas e identificar y desarrollar estrategias que ayuden a entenderlas y gestionarlas.
El humor es una de las fortalezas del ser humano, ya que es una forma concreta de responder a determinados eventos de la vida con un talante distinto que favorece la felicidad. Además, el humor tiene que ver con la capacidad para experimentar o estimular una reacción muy específica, la risa o la sonrisa, y así alcanzar o mantener un estado de ánimo positivo.
El sentido del humor varía considerablemente de una persona a otra, y permite responder a distintos tipos de estímulos.
Existe humor sin risa, porque la risa no es más que una respuesta psicofisiológica a cualquier estímulo risible (emociones positivas, pensamientos placenteros, por contagio, etc.).
Al sentido del humor se le atribuyen numerosos beneficios en relación con la salud. Por un lado, beneficios fisiológicos, y por otro, beneficios psicológicos. Entre los fisiológicos, se encuentran la relajación, la estimulación del sistema inmunitario, la disminución del estrés, etc.
Entre los psicológicos, eleva el estado de ánimo, la autoestima, la esperanza, la energía y el vigor, la memoria, etc.
Además, el sentido del humor permite afrontar los problemas y desajustes de la vida con perspectiva y observar las cuestiones personales con distancia, ayuda a entender que nada es tan importante como parece, facilita una visión libre de miedos y fomenta la sabiduría.
Asimismo, el humor permite hacer frente al estrés de forma muy eficaz, al proveernos de otra perspectiva o de la suficiente distancia respecto del problema, al mismo tiempo que mejora la percepción de control.
El humor es un gran aliado del bienestar psicológico a través de la inducción de las emociones positivas que lo acompañan y de la reducción de las emociones negativas.
Cuando nos tomamos las cosas con humor, los pensamientos asociados provocan una emoción muy agradable, aunque distinta de la alegría, que mejora el bienestar. El humor se asocia a la mejora de las relaciones sociales, ayuda a adaptarse a situaciones conflictivas, favorece una mejor comunicación y facilita tanto el dar como el recibir apoyo.
BENEFICIOS FISIOLÓGICOS
• Ejercita y relaja la musculatura.
• Mejora la respiración.
• Disminuye el estrés.
• Estimula el sistema inmunitario.
• Eleva el umbral del dolor.
• Mejora la función mental.
BENEFICIOS PSICOLÓGICOS
• Disminuye las emociones negativas y fomenta las emociones positivas.
• Eleva la autoestima, la esperanza, la energía y el vigor.
• Mejora la memoria, el pensamiento creativo y la resolución de problemas.
• Mejora la interacción interpersonal.
• Mejora la colaboración con otros y la solidaridad y la cohesión.
• Promueve el bienestar psicológico.
• Mejora la calidad de vida.
• El humor es algo que se puede buscar y que está dentro de cada persona.
• El humor facilita la superación de sucesos estresantes y mejora la calidad de vida y el bienestar físico, psicológico y social.
• El humor ayuda a tener perspectiva sobre lo que nos sucede.
Hoy vamos a trabajar sobre los recursos y las fortalezas asociadas tanto al desarrollo personal como al bienestar emocional que nos ayudará a tener una mejor calidad de vida.
Usaremos para este artículo el libro llamado: Programa de Personas Mayores. Vivir En Positivo, Vivir Bien, Sentirse Mejor de la Fundación Bancaria ”la Caixa”. 2016.
Para tomar mejores decisiones debemos tener conciencia sobre recursos y fortalezas asociadas tanto al desarrollo personal como al bienestar emocional.
Es fundamental partir de:
• Reconocer que todos tenemos necesidades psicológicas que activan formas de comportamiento como son la autonomía, la competencia, el crecimiento y el desarrollo personal, que dan respuesta a la necesidad natural de comprometer nuestros intereses, poner en práctica nuestras habilidades, superar retos y desafíos, a causa del interés que nos proporcionan, por la satisfacción ligada a su realización, porque dan sentido a nuestra vida.
• La exigencia básica en los seres humanos de ser los dueños y controlar nuestro propio destino, de la necesidad elemental de ser libres para iniciar comportamientos, de ser capaces de hacer elecciones y que esas elecciones determinen las acciones, de ser agentes causantes de lo que nos sucede, de ser autodeterminados.
• La necesidad de ser competentes y poder adaptarnos de forma flexible al ambiente social, donde la vida se desarrolla, para poder llevar la vida que cada uno desee.
Las personas en general, y las mayores en particular, cuentan con recursos personales (esos elementos que nos ayudan a manejar la vida y que pueden ser de carácter afectivo, como el control de las emociones; cognitivo, como las creencias; social, como los vínculos; instrumental, como las conductas que nos permiten sentirnos mejor, etc.), adquiridos a lo largo de su trayectoria vital, que promueven su adaptación a situaciones asociadas al envejecimiento, y también a la adquisición de nuevas competencias y habilidades.
Es importante tener en cuenta la capacidad de adaptación de las personas y de los aprendizajes asociados al paso del tiempo —en otras palabras, de sus recursos—, prestando atención al análisis de fortalezas y recursos personales ligados al bienestar y desarrollo personal.
En el envejecimiento, como en cualquier otra etapa de la vida, existen cambios y también continuidad, aunque los estudios en gerontología se hayan centrado principalmente en los cambios negativos y hayan dejado a un lado los positivos.
Entre los cambios negativos asociados a la vejez, destacan la pérdida de seres queridos y de posibilidades laborales, la disminución de la salud, el vigor físico y muscular, y de algunas capacidades sensoriales, motoras y de memoria.
Entre las ganancias, destacan la representación de nuevos papeles, la responsabilidad, el disfrute del ocio, la sabiduría, la mejor integración entre cognición y emociones, la «visión», el manejo de las emociones y una inmensa capacidad de adaptación.
Este pensamiento se encuentra en la base de los acercamientos psicológicos relacionados con la conciencia plena (mindfulness).
Eleanor Roosevelt, diplomática y activista política que participó en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, expresó este concepto en una bella frase (más tarde popularizada por un personaje de una película de animación), cuya traducción vendría a ser: «El ayer es historia, el mañana es un misterio, el hoy es un regalo, por eso se llama presente».
Esta inspiradora frase viene a decirnos que cada momento es un regalo que nos permite vivir nuestra vida. El presente es un momento en el que podemos hacer, pensar y sentir.
Pero podemos utilizar este regalo para pensar y sentir cosas del pasado o del presente por venir, el futuro, orientándonos así hacia delante o hacia atrás.
La posibilidad de cambiar nuestra orientación temporal (hacia el presente, pasado o futuro) determina la perspectiva temporal.
La perspectiva temporal estudia cómo las personas dividimos el flujo de nuestra experiencia personal en zonas o categorías de tiempo (pasado, presente y futuro), y cómo estas influyen en nuestros pensamientos, ideas, emociones y conductas.
Los años nos enseñan muchas cosas, pero en nuestra mano está el utilizar el presente sabiamente, nutriéndolo de nuestro aprendizaje pasado y orientándolo hacia el futuro que queremos, evitando caer en recuerdos dolorosos que empañen el presente y preocuparnos por cosas que podrían no llegar a suceder, o que, simple y llanamente, no podemos controlar.
En el próximo artículo trataremos varios de estos temas para ir teniéndolos en cuenta a la hora de mejorar nuestra calidad de vida para planificar nuestros proyectos y adaptarnos a los nuevos desafíos que trae el envejecimiento.
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Hoy vamos a trabajar sobre las fortalezas psicológicas que nos ayudará a tener una mejor calidad de vida.
Usaremos para este artículo el libro llamado: Programa de Personas Mayores. Vivir En Positivo, Vivir Bien, Sentirse Mejor de la Fundación Bancaria ”la Caixa”. 2016. Aquí encontramos un interesante trabajo sobre las fortalezas psicológicas que hoy quiero compartir con vos.
Trabajaremos sobre cuatro fortalezas psicológicas esenciales: la curiosidad, la sabiduría, la perseverancia y el coraje. Las fortalezas psicológicas son vías para alcanzar la virtud, rasgos morales que necesitamos trabajar si queremos alcanzar el máximo grado de desarrollo humano posible.
En los últimos años, se insiste cada vez más en la construcción de competencias basadas en los aspectos positivos, en las fortalezas humanas, como algo esencial.
1. Sabiduría y conocimiento. Engloba las fortalezas cognitivas relacionadas con la adquisición y el uso del conocimiento, de la más básica desde el punto de vista evolutivo (curiosidad) a la más compleja (perspectiva):
• Creatividad: pensar nuevas y productivas formas de conceptualizar y hacer las cosas. Incluye la creatividad artística, pero no se limita a esta.
• Curiosidad e interés por el mundo: interesarse por el mundo, encontrar temas de interés, estar abierto a la experiencia, explorar y descubrir.
• Deseo de aprender: querer conocer, mejorar y manejar nuevas habilidades. Está asociada a la curiosidad, aunque en este caso va más allá, al describir la tendencia sistemática a añadir nuevo conocimiento al que ya se posee.
• Apertura a la experiencia: examinar bajo distintos puntos de vista, tener en cuenta todas las características de la situación antes de opinar sobre ella, o tomar una decisión y ser capaz de cambiar de opinión ante la evidencia.
• Perspectiva: ser capaz de proporcionar un sabio consejo a los demás, tener formas de ver el mundo que hagan que adquiera sentido para uno mismo y para los demás.
2 Coraje. Fortalezas emocionales relacionadas con actuaciones conscientes dirigidas a objetivos encomiables, realizados ante fuertes adversidades y que no se sabe con certeza si serán alcanzados o no:
• Valor o valentía: no echarse atrás por miedo, cambios, dificultades o dolor; defender lo que es justo a pesar de la oposición y actuar conforme a las convicciones, aunque sean impopulares. Incluye actuaciones de valentía física.
• Perseverancia: acabar lo que se empieza, persistir en una acción a pesar de los obstáculos, concentrarse en lo que se hace y dedicar esfuerzo a alcanzar objetivos.
• Integridad: decir la verdad, vivir de forma genuina y auténtica, y ser responsable de los propios sentimientos y acciones.
• Vitalidad: vivir de forma apasionada y con energía, como si la vida fuese una aventura; implicarse en lo que se hace y sentirse con ánimo para hacer cosas.
3 Amor y humanidad. Fortalezas interpersonales que incluyen acercamiento y amistad con otras personas:
• Amar y dejarse amar (intimidad): valorar las relaciones íntimas y profundas con los demás, ser cercano a la gente.
• Amabilidad: hacer favores a los demás, ayudarles y cuidarles.
• Inteligencia social: conocimiento de uno mismo y de los demás, saber cómo actuar en situaciones sociales y cómo hacer que los demás se sientan bien.
4. Justicia. Fortalezas cívicas que persiguen una vida armónica en comunidad:
• Ciudadanía: trabajar bien en equipo, ser fiel y apoyar los objetivos comunes.
• Justicia e imparcialidad: tratar a todo el mundo según los mismos criterios de justicia, no permitir que los sentimientos personales interfieran en las actuaciones con los demás y dar oportunidades a otras personas.
• Liderazgo: animar al grupo para alcanzar juntos los objetivos propuestos, manteniendo al mismo tiempo buenas relaciones con sus miembros, organizar actividades grupales y contribuir a su realización.
5. Templanza. Fortalezas que protegen contra el exceso y facilitan la expresión apropiada y moderada de apetitos y necesidades:
• Capacidad de perdonar y misericordia: olvidar lo que otros nos han hecho si nos han herido, darles una segunda oportunidad y no ser vengativo.
• Humildad: no intentar ser el centro de atención, no darse a uno mismo más importancia que a los demás.
• Prudencia: ser cauto en la toma de decisiones, no asumir riesgos innecesarios y no decir o hacer cosas de las que más tarde nos podríamos arrepentir.
• Autorregulación: regular lo que uno siente o piensa, ser disciplinado y controlar apetitos y necesidades.
6. Trascendencia. Fortalezas que conectan con un universo más amplio y proporcionan significado a la vida. Van más allá de la persona y la conectan con algo más elevado y permanente: otras personas, el futuro, la evolución, lo divino o el universo:
• Apreciación de la belleza y de la excelencia: percibir y apreciar la belleza o excelencia de cualquier faceta de la vida, desde la naturaleza hasta el arte, pasando por las matemáticas o la ciencia, o cualquier experiencia diaria.
• Gratitud: ser consciente de las cosas buenas que suceden y dar gracias por ellas, dedicando tiempo a expresarlo.
• Optimismo y esperanza: esperar lo mejor del futuro y trabajar para lograrlo, confiando en que el futuro depare cosas buenas.
• Humor: tendencia a reír y a sonreír, hacer reír a otras personas, ver el lado cómico de lo que sucede y hacer bromas.
• Espiritualidad: poseer fuertes y coherentes creencias sobre la razón y el significado trascendente del universo, saber cuál es el lugar que se ocupa en el orden universal, y apoyarse en esas creencias para actuar y sentirse reconfortado.
La curiosidad
La curiosidad y el interés se encuentran en la base de aquellas experiencias cotidianas asociadas al deseo de conocer más. La búsqueda de lo nuevo y la apertura a la experiencia tienen quizá un cariz distinto, al asociarse a la búsqueda de sensaciones, de nuevas experiencias que permitan tener un nivel de activación satisfactorio para el sujeto.
En general, la curiosidad se asocia a experiencias placenteras, a evaluaciones positivas sobre uno mismo, el mundo y el futuro, a creer que los objetivos son alcanzables y los obstáculos superables, y a una tendencia a disfrutar y a estar abierto a nuevas ideas y experiencias.
Cuando las personas sentimos curiosidad, aumentamos la atención, procesamos y retenemos mejor, aumentando la probabilidad de persistir en la tarea y alcanzar los objetivos propuestos. La curiosidad, además, ayuda a iniciar procesos dirigidos a experimentar sensaciones positivas y al crecimiento personal, que, entre otras cuestiones, incluye la integración de experiencias nuevas mediante procesos de asimilación y acomodación.
El ir más allá de lo conocido evita el aburrimiento (que podemos considerar como una emoción altamente desmotivadora), nos libera de la sensación de obligación y convierte lo que hacemos en algo intrínsecamente motivador.
La curiosidad se considera, asimismo, una emoción positiva, asociada a intensas experiencias placenteras y a ser más creativos.
No hay que olvidar que ser curioso es también una actitud. Depende de nosotros, está en nuestras manos avivarla y encenderla.
Por último, la curiosidad es un gran motor para nuestra felicidad. Tenemos que desechar la idea —que nos han inculcado desde niños— de que curiosidad es sinónimo de indiscreción.
Además, y esto es muy importante, la curiosidad nos hace más flexibles mentalmente y nos engancha a la vida, porque pasamos de andar de puntillas a sentir la estabilidad y la fuerza que proporciona apoyar toda la planta del pie.
¡Casi nada!
Así que esta parte pretende avivar, estimular y provocar la curiosidad por aquello que le sucede a cada uno tanto en su interior como en el mundo que le rodea, para poder vivir la vida con mayor intensidad y profundidad.
Para practicar...
El Decálogo De La Curiosidad
1. Observa lo que pasa a tu alrededor.
2. Cuestiona lo que oyes.
3. Míralo todo desde el punto de vista del otro.
4. Quédate todos los días al menos con una imagen que te haya impresionado.
5. De vez en cuando, haz cosas que nunca habías hecho, aunque te parezcan disparates o tonterías. Experimenta cosas nuevas.
6. Sal de tu zona de confort (esa donde todo es predecible y te sientes protegido), al menos una vez a la semana.
7. ¡¡¡Aprende, aprende, aprende!!!
8. Mejora tu escucha.
9. Supera el miedo. No te va a pasar nada por ser curioso.
10. Tómate todos los días tiempo para ser curioso.
La sabiduría
La búsqueda de la sabiduría es tan antigua y universal como la humanidad. Aristóteles, que nació en el año 384 a. C., ya hablaba de la sabiduría («La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad»), y anteriormente al filósofo griego ya existían textos que hablaban de ella. La sabiduría tiene que ver con el conocimiento (cognición), pero también con el saber (ciencia, erudición, cultura), la experiencia (maestría, pericia) y la cordura (inteligencia, juicio, prudencia).
Las ciencias sociales y del comportamiento han conceptualizado la sabiduría de muy diversas formas: en términos de actitud, de intereses amplios, como autodesarrollo, ligada a la madurez personal, a veces como habilidad interpersonal, como entendimiento, experiencia, control de las emociones, humor, conocimiento, comprensión, juicio, relativismo, desempeño, conciencia, manejo de la incertidumbre, etc.
En el ámbito del envejecimiento, una de las conceptualizaciones más conocidas entiende la sabiduría como un conocimiento experto y un juicio acerca de la pragmática fundamental de la vida. En otras palabras, la sabiduría en el envejecimiento tiene que ver con la experiencia práctica de la vida, que se evidencia en la resolución de problemas de la vida cotidiana.
Esta perspectiva focaliza la sabiduría en la experiencia y el desempeño.
Resumiendo, se puede afirmar que la sabiduría está ligada tanto a características personales (personalidad, apertura a lo nuevo, creatividad) como a la experiencia (la práctica y el entrenamiento de una persona) y a la existencia de contextos facilitadores (escolaridad, experiencias de aprendizaje, apoyo social, resolución de crisis anteriores, etc.).
En esta etapa se abordará la sabiduría no desde aspectos cognitivos (conocimiento), sino desde otros más ligados a una inteligencia aplicada para el logro de objetivos beneficiosos para uno mismo y para otras personas.
Una sabiduría que busca el equilibrio entre lo propio y lo ajeno, que tiene que ver con mi vida y con la vida de los demás.
No se trata de adquirir conocimientos, sino de la sabiduría relacionada con vivir una vida plena, con sentido y significado, «enterándonos» de las cosas que nos pasan.
Si existe una etapa caracterizada por la sabiduría, esa es la vejez. Como decía Ernest Hemingway, «temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día».
Para pensar...
Para identificar nuestros puntos fuertes y débiles deberemos contestar las preguntas recordando las cinco dimensiones de la sabiduría:
a) buscar el equilibrio entre nosotros y el yo;
b) encontrar la harmonía entre escuchar a los demás y ser escuchado;
c) ajustar principios y valores;
d) buscar una posición central de interdependencia (vivir entre la independencia personal y la necesidad de los demás); y
e) vivir el presente visualizando (no negando) lo que viene, el futuro.
Pensemos en las siguientes preguntas:
• Me considero más individualista… o creo que tengo en cuenta a los demás?
• Me considero una persona que escucha… o hago poco caso de lo que me dicen?
• Me considero una persona con valores y que respeta los valores de los demás… o hago poco caso de los valores y principios, ni propios ni ajenos?
• Me considero una persona muy autónoma, muy independiente… o más bien soy una persona que dependo de lo que me digan los demás?
• Me considero una persona que vive solo pensando en el futuro y no aprovecha el presente… o vivo solo en el presente ignorando lo que me pueda traer el mañana porque no lo quiero ver?
El Coraje
El coraje puede definirse como la habilidad de hacer lo que es necesario o justo a pesar del miedo o la presión de los demás. No es, por lo tanto, la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar voluntariamente pese al riesgo que entraña una situación, en un intento de obtener o mantener algo que se considera bueno para uno mismo o para los demás.
El coraje tiene que ver con no dejarse intimidar ante el cambio, ante situaciones vividas como amenazantes, difíciles o dolorosas; con ser capaz de defender una postura propia que se cree correcta, aunque exista una fuerte oposición por parte de terceros.
El coraje puede tener que ver con la audacia necesaria para que una persona lleve la vida que desea, con «vivir» aun cuando la persona se sienta frágil.
Aunque en el coraje se distingue un aspecto más físico (el que supone una actuación en situaciones de riesgo), también tiene un componente «moral», asociado a superar, por ejemplo, el miedo a la opinión de los demás y, en general, todos los miedos e incertidumbres que surgen a lo largo de la vida: miedo a la enfermedad, a perder a seres queridos, a ser criticado, a no ser comprendido, etc.
Otras veces, el coraje tiene que ver con darse a los demás, atreverse a cambiar, confiar en alguien, ser autocrítico, dejar los miedos a un lado, no resignarse, vivir con cierta incertidumbre, asumir las propias debilidades, aceptar la fragilidad personal, etc.
La psicología positiva considera el coraje como una de las fortalezas psicológicas relacionadas con la virtud del coraje, entendida esta última como la fortaleza emocional que implica la consecución de metas u objetivos ante situaciones de dificultad, externa o interna, que exigen la práctica de la voluntad personal para alcanzarlos.
El coraje, la audacia, la valentía, etc. tienen que ver no con grandes cosas, sino con nuestra vida cotidiana. No estamos hablando de los héroes de las películas o de los cómics.
Estamos hablando de las personas normales y corrientes que asumen el protagonismo de su vida en situaciones complicadas, comprometiéndose con algo más que con ellos mismos; las personas que siguen adelante pese a las dificultades, aquellas que ejercen una influencia positiva en su entorno.
Ellos son el ejemplo del coraje.
Así, en esta oportunidad analizaremos el coraje como una fortaleza psicológica que nos ayuda a vivir la vida que queremos, a superar dificultades y a alcanzar objetivos, desde un supuesto fundamental: el coraje ya anida en nosotros.
Ideas Para Aumentar El Coraje
1 No busques el control absoluto porque no existe. Aprende a vivir con la incertidumbre.
2 Borra la palabra conformismo de tu cabeza.
3 Apóyate en la curiosidad.
4 Eres tu propio héroe o heroína: no te defraudes.
5 Habla de lo que te da miedo.
6 Tener parte de responsabilidad es tener parte de la solución.
7 No eres víctima de nada.
8 Perdónate y perdona.
9 Da gracias.
10 Confía, aunque alguna vez te la jueguen.
11 Aprende a quererte con tus grandezas y con tus miserias, que todos tenemos.
12 Comprométete.
13 Nunca descuides a tus amigos.
14 Piensa en positivo.
15 Pon pasión en todo lo que hagas.
16 Todas las semanas, ¡date un gusto!
17 Pasa todos los días 10 minutos contigo mismo.
18 En lo pequeño, en lo cotidiano, está la grandeza.
La perseverancia
Martin Seligman, uno de los padres de la psicología positiva, define la perseverancia como «la persecución voluntaria de un objetivo a pesar de las dificultades y los obstáculos».
Perseverar no es empecinarse ni obstinarse, sino la capacidad de tomar la decisión de cuándo seguir actuando y cuándo abandonar.
Perseverar se relaciona con obtener satisfacción de las tareas emprendidas y que logran ser terminadas con éxito, aunque cuesten.
La perseverancia está asociada al control interno, la autoeficacia, la motivación intrínseca, el autocontrol, el optimismo y la autoestima.
La perseverancia, en otros términos, se puede entender como una energía, procedente de la fuerza de voluntad (esfuerzo continuo), que ayuda a aguantar un poco más, a hacer las cosas sin importar las circunstancias adversas, facilitando alcanzar los objetivos.
Por último, una aclaración a través de un ejemplo. Salir a pasear todos los días, a la misma hora, por el mismo sitio, realizando el mismo recorrido, haga frío, calor, nieve o viento, para estar en forma y tener salud es una cosa.
Una persona perseverante no tiene por qué, para estar en forma y tener salud, hacer siempre lo mismo, a la misma hora, etc.
La perseverancia, tal y como se entiende en este sentido, está ligada a un objetivo, como el hecho de ponerse en forma y tener salud, y admite varios caminos para alcanzarlo: pasear, hacer dieta, ir al gimnasio, o una combinación de todos ellos.
En otras palabras, un cambio de estrategia para alcanzar un objetivo no es dejar de perseverar.
Perseverar es alcanzar un objetivo usando la misma estrategia o distintas estrategias. Quien persevera busca el objetivo, y no le importa cambiar de estrategia para alcanzarlo.
Ahora veremos cómo aumentar la capacidad de perseverar para poder alcanzar los objetivos que nos planteamos, para ser más fuertes personalmente, para poder vivir mejor.
Lista de ideas clave para perseverar:
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Hoy vamos a trabajar sobre la resiliencia para superar las adversidades que nos ayudará a tener una mejor calidad de vida.
Usaremos para este artículo el libro llamado: Programa de Personas Mayores. Vivir En Positivo, Vivir Bien, Sentirse Mejor de la Fundación Bancaria ”la Caixa”. 2016. Aquí encontramos un interesante trabajo sobre resiliencia que hoy quiero compartir con vos.
Boris Cyrulnik, psiquiatra francés de origen ruso y uno de los padres de la resiliencia, comentaba en uno de sus libros que la resiliencia es el arte de navegar contra corriente.
La metáfora que propone es, aproximadamente, la siguiente.
Por una desgracia de la vida, nos vemos empujados a un río lleno de rápidos y cataratas.
Algunos se dejan arrastrar y golpear; otros se revelan, luchan y, con un poco de suerte, finalmente emergen y se ponen de nuevo a flote.
La resiliencia designa la capacidad humana de superar traumas y pérdidas, es una forma de estar en la vida; en otras palabras, una actitud vital positiva que estimula para reparar los daños sufridos, las miserias de la vida.
No todo es resiliencia, y la resiliencia, como veremos más adelante, deriva de múltiples factores personales (identidad positiva, control, autoestima, etc.) que se desarrollan en contextos afectuosos y solidarios, en el marco de sanas relaciones interpersonales, a través de emociones positivas y del desarrollo de estrategias acertadas de afrontamiento.
A los estudiosos del envejecimiento siempre les ha llamado poderosamente la atención la capacidad de las personas mayores para adaptarse a las constantes exigencias en las distintas áreas de sus vidas, logrando mantener el equilibrio y un adecuado nivel de bienestar, lo que se ha denominado paradoja del bienestar en la vejez.
Debido a ello, algunos autores han afirmado que la vejez es una etapa caracterizada por la resiliencia.
La resiliencia, como se ha comentado, representa la adaptación positiva de la persona a pesar de la adversidad y ante situaciones de amenaza.
Este concepto, procede de la física que determina que la resiliencia es la capacidad de un material para recobrar su forma original después de haber sido sometido a altas presiones.
La resiliencia es el resultado de múltiples factores protectores que pueden variar en cada etapa de la vida y pertenecer a distintos dominios.
Y es ese conjunto de recursos personales el que favorecerá la adaptación de los individuos a las situaciones adversas.
Entre los recursos cuyo valor protector ha sido probado en distintas investigaciones, se encuentran especialmente las emociones positivas, la identidad positiva, el control personal, la autoestima, el optimismo, las estrategias de afrontamiento adaptativas, la apertura a nuevas experiencias, la autoeficacia y el apoyo social.
PROBLEMA - ESTRATEGIA
Frustración, fallos en la vida - Sentido del humor, nuevas oportunidades, empezar de cero
Soledad - Disfrutar de las cosas buenas de la soledad, búsqueda de nuevos círculos
Pérdida de oportunidades, negación - Búsqueda de nuevas oportunidades
Insomnio, preocupaciones - Técnicas de higiene del sueño, afrontar los problemas
Soledad, recuerdos negativos - Conciencia plena, hacer actividades
Fragilidad, problemas físicos - Reajustar tareas, fortalecimiento, ejercicio
Pérdida de memoria - Ayudas mnésicas, ejercicio
Culpa, vergüenza, miedo - Pensamientos alternativos, explicación externalizadora, aceptación
Críticas de los demás o de uno mismo - Orgullo, autoeficacia
Tristeza y aburrimiento - Motivación, ejercicio físico, actividades
Problemas varios - Flexibilidad, motivación, perseverancia, proyecto de vida
Recuerda que en artículos anteriores trabajamos muchos recursos para la memoria, ejercicio, etc. Te invito a que los mires nuevamente y puedas sacar la información necesaria para mejorar tu resiliencia.
Te dejo a continuación el decálogo de la persona resiliente para que lo tengas como base a la hora de estimular la resiliencia.
En los próximos artículos trataremos varios de estos temas para ir teniéndolos en cuenta a la hora de mejorar nuestra calidad de vida dentro del área de enfrentar y adaptarnos a los nuevos desafíos que trae el envejecimiento.
¡¡Ahora solamente queda poner manos a la obra!!
Hoy vamos a trabajar sobre la participación activa en la sociedad y en el desarrollo de adultos mayores que promueve una mejor calidad de vida.
En artículos anteriores trabajamos sobre un extracto del test de la OMS para adultos mayores (si todavía no lo leíste, te invito a que lo leas, realices el test y luego vuelvas a este artículo) y que trataba el tema de la calidad de vida y tenía como uno de sus ejes medir la “Participación Social” (que delinea la participación en las actividades de la vida diaria, especialmente en la comunidad).
Siguiendo ese lineamiento analizaremos algunas de las recomendaciones de la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento.
Fuente: Naciones Unidas. Informe sobre la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento
Objetivo 1: Reconocimiento de la contribución social, cultural, económica y política de las personas de edad.
Objetivo 2: Participación de las personas de edad en los procesos de adopción de decisiones a todos los niveles.
El potencial de las personas de edad es una sólida base para el desarrollo futuro. Permite a la sociedad recurrir cada vez más a las competencias, la experiencia y la sabiduría que las personas de edad aportan, no sólo para asumir la iniciativa de su propia mejora, sino también para participar activamente en la de toda la sociedad.
19. Una sociedad para todas las edades incluye el objetivo de que las personas de edad tengan la oportunidad de seguir contribuyendo a la sociedad.
Para trabajar en pro de la consecución de ese objetivo es necesario eliminar todos los factores excluyentes o discriminatorios en contra de esas personas.
La contribución social y económica de las personas de edad va más allá de sus actividades económicas, ya que con frecuencia esas personas desempeñan funciones cruciales en la familia y en la comunidad.
Muchos de sus valiosos aportes no se miden en términos económicos, como en el caso de los cuidados prestados a los miembros de la familia, el trabajo productivo de subsistencia, el mantenimiento de los hogares y la realización de actividades voluntarias en la comunidad. Además, esas funciones contribuyen a la preparación de la fuerza de trabajo futura.
Es necesario reconocer todas esas contribuciones, incluidas las del trabajo no remunerado que realizan en todos los sectores las personas de todas las edades, y en particular las mujeres.
20. La participación en actividades sociales, económicas, culturales, deportivas, recreativas y de voluntariado contribuye también a aumentar y mantener el bienestar personal.
Las organizaciones de personas de edad constituyen un medio importante para facilitar la participación mediante la realización de actividades de promoción y el fomento de la interacción entre las generaciones.
El momento de la jubilación implica un cambio sustantivo a nivel efectivo y simbólico para aquellas personas que pasan a esta nueva etapa.
Las diferentes consecuencias que puede acarrear en la vida de las personas, «otorga» una categoría relevante al acontecimiento de la jubilación: disminución productiva, en ciertos casos salarial, cambios en las expectativas de la vida, pero a la vez, nuevas oportunidades de usos del tiempo, más relaciones sociales, familiares, etc.
Lo anteriormente mencionado nos brinda la posibilidad de probar nuevas alternativas, como ser:
• El Asociacionismo
El movimiento asociativo se configura como una herramienta clave de participación para las personas mayores.
El asociacionismo encuentra, entre los distintos canales de participación, una vía en la que desenvolverse en sus múltiples manifestaciones. De esta manera, se produce en el movimiento asociativo un proceso de retroalimentación marcado, de una parte, por la oportunidad de participación que ofrecen las distintas asociaciones a las personas mayores, y de otra, por la creación de asociaciones concretas de las mismas.
Por esta razón, la posición de las personas mayores en la red asociativa tiene un marcado carácter diverso que va desde la participación en múltiples temáticas dentro de grandes asociaciones y de las ONG hasta la contribución en hogares y clubes de personas jubiladas.
• El Voluntariado
La naturaleza productiva del voluntariado resulta beneficiosa para las personas mayores, dado que posee un efecto positivo sobre varias dimensiones del bienestar, tales como la satisfacción, la salud, etc.
El voluntariado es una forma de ocupar la nueva disponibilidad de tiempo, por ejemplo para las personas jubiladas, a la vez que se configura como una oportunidad de aprendizaje.
Las ventajas al sistema económico-social que supone la incorporación de las personas mayores al voluntariado son significativas para todos los sectores.
• Ocio y tiempo libre
Las actividades de ocio, ya sean de forma pasiva o activa, ocupan un espacio fundamental dentro del tiempo de las personas mayores.
Los patrones de actividad activos marcan la tendencia del envejecimiento activo y saludable, formulándose como elemento clave para la prevención de la dependencia.
El mantenimiento de una vida social activa, a través de las actividades de ocio, garantiza un envejecimiento satisfactorio tanto a nivel cuantitativo como cualitativo.
• Mentoring
La mentoría es una relación de desarrollo personal en la cual una persona más experimentada o con mayor conocimiento ayuda a otra menos experimentada o con menor conocimiento.
La persona que recibe la mentoría ha sido llamada tradicionalmente como protegido, discípulo o aprendiz.
El mentoring puede tratarse como experiencia de ocio, ya que los adultos mayores que experimentan un envejecimiento activo gozan de las posibilidades físicas y mentales para poder seguir aportando e incorporando conocimientos como mentores y como mentoreados.
En los próximos artículos trataremos varios de estos temas para ir teniéndolos en cuenta a la hora de mejorar nuestra calidad de vida dentro del área de participación social.
Te dejo un link a la página de una Fundación Argentina para el adulto mayor muy interesante...
Video de este artículo 👇
Hoy vamos a trabajar sobre el método FODA o DAFO para descubrir las posibilidades que tenemos a nuestro alcance a la hora de mejorar nuestra calidad de vida.
Recordemos que la OMS (1994) define la “calidad de vida” como la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones.
Luego de realizar el test de la OMS sobre la calidad de vida (ver video anterior sobre el tema) vamos a utilizar esos resultados para ponernos nuevos objetivos y mejorar así nuestra calidad de vida.
Recordemos que el test de la OMS trata sobre:
Completar las tablas es personal y se utilizan los resultados que obtuvimos del extracto del test de la OMS sobre la calidad de vida (si todavía no lo hiciste te invito a qué lo hagas lo antes posible y luego regreses a este artículo para completar las tablas con la información obtenida del test)
Ahora vamos a ver de qué tratan estas tablas FODA y por qué son tan relevantes a la hora de llevar a la práctica nuestros nuevos objetivos…
Todo lo que describiré ahora lo tendrás en la tabla en la que deberás trabajar y que compartiré contigo a través de un link al finalizar este artículo, pero si quieres ir practicando ahora deberás tomar una hoja y dibujar un signo + grande y poner en cada recuadro del signo las siguientes palabras: Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas...
Realizar un análisis estratégico, ya sea de una situación de una persona o de una familia, exige identificar las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades que configuran su situación.
Estos cuatro elementos, de cuyas iniciales deriva el acrónimo (DAFO o FODA), son fundamentales a la hora de diseñar una estrategia, porque constituyen la información necesaria para la toma de decisiones.
Por ejemplo, «mejorar la convivencia familiar», «asumir nueva situación» o el que tú prefieras, lo importante es que sea un objetivo concreto, específico y que le pongas una fecha para conseguirlo, o al menos acercarte al mismo.
1. En FORTALEZA pones 5 cosas que crees que te hacen poderosa/o. Se trata de reflexionar sobre cuales son tus puntos fuertes.
Representan los elementos internos positivos (lo que uno hace bien) y que van a ayudarte a tus propósitos.
2. En DEBILIDAD pon 5 cosas que te hacen débil.
En este apartado tienes que reflejar aquéllos aspectos en los que debes mejorar para lograr tu objetivo.
Son el conjunto de características y habilidades que tienes, que constituyen una barrera para que alcances tus objetivos y que eres consciente de que puedes mejorar.
Una debilidad podría ser “no saber escuchar” o “tener ansiedad” (dado que ello reduce la percepción que tenemos a cerca de nuestra competencia para llevar a cabo una tarea (autoeficacia)).
3. En OPORTUNIDAD, pon las cosas externas a ti que significan oportunidad para que ésta sea mejor.
Ahora no se trata solo de saber cuáles son tus puntos fuertes, sino de usarlos para maximizar las oportunidades externas que se puedan generar.
Este campo representa todo lo que te ofrece de positivo tu entorno, para que puedas potenciar y mejorar tus propias fortalezas y a la vez acercarte a tu objetivo.
Por ejemplo si una de tus fortalezas es “saber escuchar”, como oportunidad podrás anotar el poder solucionar los conflictos familiares o entender mejor a los miembros de tu familia. La posibilidad de la ayuda a nuestros familiares puede constituir una oportunidad.
4. En AMENAZA pon aquellas cosas que podrían afectarte, sean o no presentes también pueden ser futuras.
Son aquellos obstáculos externos a los que te enfrentas, cualquier situación negativa ajena a ti que complica de alguna forma que consigas lo que te propones.
Si tu debilidad fuera “no escuchar más que tu opinión” una amenaza externa podría ser no enterarte de los problemas que están agobiando a la gente que te rodea.
Una vez que rellenamos la tabla FODA (Tabla 1) podemos encontrar diferentes escenarios (Tabla 2):
1. FORTALEZAS-OPORTUNIDADES:
Es la línea de acción más recomendable, ya que aprovecha al máximo tus recursos y se encamina a sacarle partido a lo que te ofrecen las situaciones externas. Revisa por tanto de nuevo tus fortalezas y piensa cómo puedes potenciarlas con las oportunidades que te ofrece el día a día.
2. FORTALEZAS-AMENAZAS:
Las amenazas son frecuentes, te aconsejo que te centres en tus puntos fuertes para minimizarlas. Olvídate por ahora de tus debilidades.
3. DEBILIDADES-AMENAZAS:
Las amenazas externas existen, tus limitaciones también (al menos en tu mente) pero no te fíes de ellas para solucionar nada. Agárrate a tus fortalezas, son más fiables.
4. DEBILIDADES-OPORTUNIDADES:
Te muestra los retos a los que te vas a tener que enfrentar.
Es importante recordar que este FODA/DAFO es solamente una referencia para que puedas empezar a pensar en los objetivos que se plantean como base para ir mejorando tu calidad de vida y cómo llevarlos a cabo.
Las tablas e indicaciones puedes bajarlas e imprimirlas o copiarlas en una hoja o cuaderno para trabajarlas mejor.
Material consultado:
https://sites.google.com/site/induccionintegracion/poll/analisis-foda https://www.orientacionriojabaja.info/convivencia-familiar/
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